Petro, el guerrero de la triste figura

Por: Daniel Echeverri Martínez

La sola biografía de Gustavo Petro lo muestra como un hombre muy combativo: estudiante destacado e incisivo, un rebelde decidido, un político de convicciones y un opositor de temer en los debates de control al Gobierno que llevaba a cabo como senador.

Durante todo este tiempo, se obsesionó tanto con la idea de cambiar un país tan desigual como Colombia, que usó la formación académica y política para intentar generar una transformación social, al punto de que creyó en el uso de todas las formas de lucha y se unió a una guerrilla ya consolidada en lo urbano: el M-19.

La decisión de adherirse a un grupo insurgente se debe a que fue joven en una época en la que el adn de este grupo estuvo configurado por la violencia partidista, el frente nacional e ideas como las de Álvaro Gómez Hurtado, el general Rojas Pinilla, Jorge Eliecer Gaitán, entre otros. Todo este bagaje, al igual que los libros de caballería para el Quijote de la Mancha, construyó “la locura” con la que veía la vida este político nacido en Ciénaga de oro, Magdalena.

Así como este personaje del Cervantes se convirtió en guerrero por medio de la literatura, este político logró ser revolucionario a través de la misma. Actualmente, una vez se desmovilizó, ha apostado por ser un caballero de la paz.

Este personaje, que ahora se enfrenta por segunda vez a una contienda presidencial, necesitó un nombre para su proyecto político, una visión del país y el amor a su pueblo para ser un buen caudillo.

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Foto: Gustavo Petro

Sin embargo, ese relato que generaba mucha simpatía entre sus seguidores ahora representa un arma de doble filo en su intención de ser quien gobierne el país en los próximos cuatro años. Así como mediante una historia él se volvió un guerrero por la democracia, sus contradictores construyen en su imagen un monstruo que quiere acabar con las instituciones e implantar un régimen totalitario.

Petro configuró su programa de desarrollo a partir del cambio del modelo extractivista y por muchas apuestas hechas en Europa sobre desarrollo sostenible, movilidad, salud y agricultura. Es una apuesta que responde a todas las necesidades del país y el mundo, con un enfoque moderno e interesante.

Lo que hace que el programa de este político carezca de credibilidad y sentido para las personas que lo leen es el número de cambios estructurales que plantea hacer en cuatro años, lo cual es complicado en un modelo de desarrollo como el actual. Sumado a esta dificultad, el representante de la Colombia Humana debe entender que si llegase a llegar al Gobierno, tendría un bloqueo muy fuerte desde el Congreso, la Constitución y la opinión pública.

Sería un ambiente muy adverso para el candidato alternativo, ya que cuenta con poca maniobra en el Congreso. Además, según la última encuesta Invamer tiene un 44% de opinión negativa y el 37% de las personas expresaron que jamás votarían por él.

Esto se explica, además de la narrativa del castrochavismo y volverse Venezuela, porque dentro de su proyecto tiene propuestas muy polémicas, incluso para quienes no creemos en esa doctrina satanizar a los candidatos. Entre las más peligrosas, está consultar la posibilidad de realizar una constituyente en un momento de crispación política como este y el modelo  poco viable e insuficiente en este momento de uso de energías alternativas a través de paneles solares.

Por lo tanto, este espíritu combativo del candidato le está jugando una mala pasada a la hora de ganar los votos del centro, al mismo tiempo que lo posiciona en una izquierda aún muy satanizada por la sociedad colombiana.

La solución no es la misma que hicieron con el Quijote de quemarle todos los libros, no creo que acabar con ese talante beligerante y popular sea la única solución para que sea bien visto por los colombianos, pero sí es necesario que haya una deposición un diálogo en este momento, para que se abandonen iniciativas que generan temor y ponen en peligro las conquistas sociales o la estabilidad productiva del país.

En mi opinión personal, ya señalé los temas sobre los que considero necesario que se dé una discusión previa que genere tranquilidad y dé garantías a los demás.

Creo que el excombatiente de la triste figura debe rodearse mejor. No quiero decir que las personas con las que cuenta actualmente sean incompetentes o tengan alguna ilegalidad, sino que necesita a un Sancho Panza que le muestre cuando esté luchando contra molinos de viento; cuando es real o no la aspiración o visión que está planteando en estos cuatro años.

Finalmente, no por tener estas renuncias o cambios deba abandonar esa figura que representa para los jóvenes y los pobres del país, debe cuidar muy bien ese aspecto de su carácter político. Es decir, que no le suceda como al Quijote, que luchó contra el Caballero de la Blanca Luna, recuperó su cordura como Alonso Quijano y, teniendo en cuenta que los demás echaban de menos su personalidad de caballero, de todos modos murió pidiendo perdón por ser lo que fue.

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